Q uizás era muy pequeño como para poder entender, o como para que la imagen se quede grabada en mi mente con más cariño, pero tengo un recuerdo fugaz del día de la final del Mundial de México 86. Otros partidos, o momentos de ese mundial mejor dicho, los tengo más claros, pero definitivamente creo que, en esa época, me alimenté de los resúmenes televisivos del programa Acción con Manuel Kun Ramírez, porque fue ahí donde me dí cuenta de quién era Diego Maradona, luego de ver el gol que le hace al arquero belga y la celebración tambaleante del 10. Sembrada esa semilla, la figura del Pelusa fue creciendo en mi imaginario, gracias a sus goles en la liga italiana, y a su omnipresencia mediática, que ya rebosaba los programas deportivos, como Acción, y se colaba en las columnas de chismes, política y, tristemente, también en la crónica roja. Así llegaba Diego, agigantado a revalidar sus credenciales en Italia 90. Ese primer partido, frente a Camerún, lo vivimos c...
Colección de buenas ideas. Y de las otras también