"Para dormir, lo único que hace falta es sueño " Manuel Díaz Cervera El último día que durmió bien, se volvió tan lejano, que parecía inexistente. Cada amanecer lo recibía con espanto. El sol no lo saludaba, sino que se burlaba de él y de los que esperan sin esperarlo. Y de primera, a vestirse, sin ganas, comer, sin ganas, hablar, sin ganas. Solo quedaba la obra, el legado, la historia. El sacrificio. Pero el sueño, era el único domador de su ira. Y ahora, el domador, se había ido lejos. Entonces la ira se hacía carne en él, porque el resto sí dormía, con ganas, comía, con ganas y vivían sus vidas, con ganas. Y la ira es mala, pero es testaruda. La ira empuja. De mala gana, pero empuja. Así que luego entraba la vanidad a decir que no duerme por trabajar, que no duerme por ustedes, por nosotros. No lo vio venir. Los piropos a su falta de sueño, eran más grandes que sus preocupaciones. Era el hombre perfecto, el que no se despegaba de su trabajo, ...
Colección de buenas ideas. Y de las otras también