Ir al contenido principal

Diez años de insomnio


"Para dormir, lo único que hace falta es sueño"
Manuel Díaz Cervera


El último día que durmió bien, se volvió tan lejano, que parecía inexistente.  Cada amanecer lo recibía con espanto.  El sol no lo saludaba, sino que se burlaba de él y de los que esperan sin esperarlo. Y de primera, a vestirse, sin ganas, comer, sin ganas, hablar, sin ganas.  Solo quedaba la obra, el legado, la historia. El sacrificio.

Pero el sueño, era el único domador de su ira. Y ahora, el domador, se había ido lejos. Entonces la ira se hacía carne en él, porque el resto sí dormía, con ganas, comía, con ganas y vivían sus vidas, con ganas.

Y la ira es mala, pero es testaruda. La ira empuja. De mala gana, pero empuja. Así que luego entraba la vanidad a decir que no duerme por trabajar, que no duerme por ustedes, por nosotros.

No lo vio venir. Los piropos a su falta de sueño, eran más grandes que sus preocupaciones.  Era el hombre perfecto, el que no se despegaba de su trabajo, el que nunca descansa.

Pero así medio dormido, ¿qué se puede decidir?. ¿Cómo pensar en el futuro, cuando el presente se te cuelga de los párpados? Igual era impensable necesitar algo, ni siquiera algo tan básico como dormir bien. Él no podía pedir nada, porque ya se había dado entero. Y siempre hay tanto por hacer.

En piloto automático es fácil chocarse, equivocarse, perderse. Es fácil dejar que tus copilotos lo hagan por tí, porque al fin de cuentas, ellos sí pueden dormir. Ellos están más vivos, y tú solo estás para fachada.  Las ojeras, el rostro desencajado, son medallas, según tu apuesta. Has querido ser un mártir, aunque sea un mártir del trabajo sin fin.

No importó mucho a dónde nos estaba llevando tanto trabajo. Por lo menos no te podrán decir vago.

Diez años de insomnio, es mucho tiempo para una persona. Demasiados para un país.

Si hoy, por fín durmió, será porque sabe que tiene suficientes ovejas para contar. 

Entradas populares de este blog

Capitalismo, innovación y libertad. El resto es cuento

Desde hace un buen tiempo me he topado con varios comentarios haciendo mención a cualquiera de los conceptos del título de manera sesgada y tratando de separar cosas que, evidentemente, no son lo mismo, pero que creo que en conjunto son conceptos poderosos.  Hay una concepción errada del capitalismo como un afán de acumular bienes sin ningún otro motivo que la acumulación en sí misma. Yo diría que el capitalismo ha demostrado ser en su esencia la generación de riqueza con impacto.  El éxito o fracaso de un individuo en este sistema no debería medirse solo por sus activos, sino por el impacto que genera en la creación de valor y bienestar a través de la creatividad y la competencia. Es necesario también tener claro que la riqueza como tal no es solamente el dinero o activos sino es la capacidad de crear bienes y servicios que mejoran la vida de las personas. Por dar un ejemplo, empresas como Tesla, Amazon o OpenAI no son valiosas solo por sus activos (que sí los tienen), sino p...

Si votaran los toros

  Si votaran los toros, seguramente tendrían que estar bien apadrinados, porque como minoría electoral, no tendrían ni la más mínima posibilidad frente a la dictadura de las masas que se ha acurrucado en el Ecuador.  A no ser que, quienes manejan al voto popular, concuerden con ellos o les interese que la posición de los bueyes sea la ganadora. Pero los toros no votan, y nosotros, los que votamos ( obligados ), somos quienes tenemos la responsabilidad de bajarles el pulgar o de aplicar el perdón a estos animales.  O por lo menos eso es lo que parece decir la siguiente pregunta del proyecto de  Consulta para este 2011: 3.- Con la finalidad de evitar la muerte de un animal por simple diversión,  ¿Está usted de acuerdo en prohibir, en su respectiva jurisdicción cantonal, los espectáculos públicos donde se mate animales? Así a quemarropa, hasta la pregunta es necia.  SI, que se prohíban las corridas de todo.  Especialmente las corridas que no me gusta...

Murió Alberto

Fue una de esas tardes frías y tristes. De esas que disfruto, porque tienden al silencio. Esta vez, venía acompañada de una mala noticia.  Se murió Juan Gabriel.  Y dentro de todo, no dejo de pensar que me suena bien, en este caso, decir "se murió". Suena como que fue una decisión. Que fue él quien tuvo ganas de irse. Y que, aunque le da pena, como pasa en sus canciones, igual se fue. No sé cuál de las leyes de la genética puede explicar este lazo que hay con la música de Juan Gabriel, pero es una realidad que, en cualquier lugar en que estemos reunidos un grupo de latinoamericanos, apenas salta una canción de él, la mayoría empezamos a tararear, y la melodía nos invade a nivel celular.  Es la definición de la música popular.  La conocemos sin saber que la conocemos, ni cuánto, ni desde cuándo, ni porqué. Solamente está. Juan Gabriel retrata el sufrimiento y logra darle un aire de triunfo, cosa que mucha gente le critica, pero yo creo que, más allá de perpetu...