Si me tocara definir uno de los momentos musicales que me cambió la vida, seguramente en la lista estará el día que escuché Bienvenidos al tren en un CD player en Salinas. Una mañana, mientras todos mis amigos aún dormían, me senté y vi un disco amarillo: Confesiones de invierno. Lo puse bajito y desde el primer acorde, todas mis inquietudes de repente tuvieron sentido. Quizás esta es la historia de cómo dos adolescentes en Buenos Aires en 1973 me dieron un camino. Hacer música, hablar de tristeza, cantar sobre el frío y de una chica atrapada en un derrumbe, en el calor de una playa que nunca fue lo mío, me daba ese escape, pero además me daba sentido. Años después, regresando de ver a los Smashing Pumpkins en Quito (otro sueño cumplido de ese mismo Dany de 16 años), me pasó algo que nunca imaginé. En una de esas filas eternas de aeropuerto, noté a un señor mayor con pinta de turista extranjero, (de esos que vienen al tercer mundo como cuando uno va a un museo) estoico y tranquilo como...
Colección de buenas ideas. Y de las otras también