- Basta de tuitear fotos de gatos.
- Ponga fotos de su cara cada semana para no tener que estar bajando en la galería hasta poder encontrar su cara de imbécil y poder amarrarla mentalmente al mismo comentario que me mandó a buscar su cara en primer lugar.
- No ponga metáforas o similares, son pajasos del intelecto (Ya lo sé, eso también es una metáfora).
- Si se pelea con alguien, no ande agregando a otros a su pelea porque, igual que en la vida real, lo van a dejar solo, como borracho belicoso.
- Twitter odia a Instagram, no intente ni sentarlos juntos.
- No le ande chismoseando cosas ni al Presidente ni al Alcalde.
- Los selfies son para Instagram (regrese al punto 4)
- No de pésames en Twitter, para eso está Facebook.
- Si tuitea sobre moral y buenas costumbres, procure que su avatar no sea un escote.
- Deje de recordarle a algún famoso el hecho de que no le ha contestado una mención. Usted es, literalmente, uno en un millón.
Desde hace un buen tiempo me he topado con varios comentarios haciendo mención a cualquiera de los conceptos del título de manera sesgada y tratando de separar cosas que, evidentemente, no son lo mismo, pero que creo que en conjunto son conceptos poderosos. Hay una concepción errada del capitalismo como un afán de acumular bienes sin ningún otro motivo que la acumulación en sí misma. Yo diría que el capitalismo ha demostrado ser en su esencia la generación de riqueza con impacto. El éxito o fracaso de un individuo en este sistema no debería medirse solo por sus activos, sino por el impacto que genera en la creación de valor y bienestar a través de la creatividad y la competencia. Es necesario también tener claro que la riqueza como tal no es solamente el dinero o activos sino es la capacidad de crear bienes y servicios que mejoran la vida de las personas. Por dar un ejemplo, empresas como Tesla, Amazon o OpenAI no son valiosas solo por sus activos (que sí los tienen), sino p...