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Murió Alberto

Fue una de esas tardes frías y tristes. De esas que disfruto, porque tienden al silencio. Esta vez, venía acompañada de una mala noticia.  Se murió Juan Gabriel.  Y dentro de todo, no dejo de pensar que me suena bien, en este caso, decir "se murió". Suena como que fue una decisión. Que fue él quien tuvo ganas de irse. Y que, aunque le da pena, como pasa en sus canciones, igual se fue. No sé cuál de las leyes de la genética puede explicar este lazo que hay con la música de Juan Gabriel, pero es una realidad que, en cualquier lugar en que estemos reunidos un grupo de latinoamericanos, apenas salta una canción de él, la mayoría empezamos a tararear, y la melodía nos invade a nivel celular.  Es la definición de la música popular.  La conocemos sin saber que la conocemos, ni cuánto, ni desde cuándo, ni porqué. Solamente está. Juan Gabriel retrata el sufrimiento y logra darle un aire de triunfo, cosa que mucha gente le critica, pero yo creo que, más allá de perpetu...
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Capitalismo, innovación y libertad. El resto es cuento

Desde hace un buen tiempo me he topado con varios comentarios haciendo mención a cualquiera de los conceptos del título de manera sesgada y tratando de separar cosas que, evidentemente, no son lo mismo, pero que creo que en conjunto son conceptos poderosos.  Hay una concepción errada del capitalismo como un afán de acumular bienes sin ningún otro motivo que la acumulación en sí misma. Yo diría que el capitalismo ha demostrado ser en su esencia la generación de riqueza con impacto.  El éxito o fracaso de un individuo en este sistema no debería medirse solo por sus activos, sino por el impacto que genera en la creación de valor y bienestar a través de la creatividad y la competencia. Es necesario también tener claro que la riqueza como tal no es solamente el dinero o activos sino es la capacidad de crear bienes y servicios que mejoran la vida de las personas. Por dar un ejemplo, empresas como Tesla, Amazon o OpenAI no son valiosas solo por sus activos (que sí los tienen), sino p...

Nostalgia, celeste y blanco

Escribo esto pocos minutos después del cambio de mando en la Alcaldía de Guayaquil.  No voy a negar que he tenido que luchar contra mi cinismo para empujarme a escribir estas palabras. He sido testigo de dos cambios de mando en esta institución. Cada uno con sus particularidades, pero debo decir que cuando me tocó vivirlos yo era muy distinto. En el ya lejano y casi mítico año dos mil, me encontraba alegre y despreocupado, sin compartir la incertidumbre de mis compañeros de más edad, propia de estas transiciones. Tenía veintidós años, y el mundo se pintaba distinto.  Nebot entraba a dirigir una Alcaldía que se había tomado ocho años en reconstruir a Guayaquil. Cuando los que vivimos ese proceso, hablamos de reconstrucción, no estamos usando una metáfora.  El Palacio Municipal, en carne viva, era solo una pequeña prueba de lo que se vivía en el resto de la ciudad. Sobre esa debacle, construimos. Nebot nos presentó un plan que describió muy bien hacia dónde de...

¿La corrupción es inherente al humano o al estado?

Si la frase de Yunda , de que la corrupción es inherente al ser humano y que hay que seguir luchando, te indignó, espero que haya sido por las razones correctas. Más allá de la antipatía que se pueda llegar a tener por el personaje, la frase desnuda un sentir muy arraigado en nuestra sociedad. Yo quisiera dejar en claro que si bien la corrupción es un mal terrible, más terrible es que no nos demos cuenta de que estamos intentando “corregir” un sistema que está diseñado para que funcionen las palancas. Para esto, necesitamos romper algunos mitos, o mejor dicho, paradigmas que escucho repetir de tanto en tanto. Con X millones que se robaron se hubiesen pagado X años de tu sueldo En verdad esta frase, vendedora, sirve para encender el coraje del interlocutor. Pero también infunde, desde mi perspectiva una premisa irreal. Tengámoslo claro, los dineros gastados en coimas y sobreprecios, no van a ir a dar a tu bolsillo mágicamente. No funciona así. Lo que te están quitando ...

Diez años de insomnio

"Para dormir, lo único que hace falta es sueño " Manuel Díaz Cervera El último día que durmió bien, se volvió tan lejano, que parecía inexistente.  Cada amanecer lo recibía con espanto.  El sol no lo saludaba, sino que se burlaba de él y de los que esperan sin esperarlo. Y de primera, a vestirse, sin ganas, comer, sin ganas, hablar, sin ganas.  Solo quedaba la obra, el legado, la historia. El sacrificio. Pero el sueño, era el único domador de su ira. Y ahora, el domador, se había ido lejos. Entonces la ira se hacía carne en él, porque el resto sí dormía, con ganas, comía, con ganas y vivían sus vidas, con ganas. Y la ira es mala, pero es testaruda. La ira empuja. De mala gana, pero empuja. Así que luego entraba la vanidad a decir que no duerme por trabajar, que no duerme por ustedes, por nosotros. No lo vio venir. Los piropos a su falta de sueño, eran más grandes que sus preocupaciones.  Era el hombre perfecto, el que no se despegaba de su trabajo, ...

El día que intentamos vivir

La música de Soundgarden me llegó, de golpe, escondida en un casette de rap, y se instaló en mi vida sin preguntar. Era como un animal que quería ser domado. Se dejaron etiquetar, como hicieron tantos en esa época, para llegar más lejos, pero decían tantas cosas, que a uno ya no le interesaba qué tipo de música era, solo quería dejarse hipnotizar. Uno, temerario, usaba el tiempo en conectar la guitarra y tocar (o intentar tocar) al unísono de estos monstruos. Y así, dejarse hacer discípulo, atreverse. Aprender. En ese universo, la guitarra es más que una guitarra, y lo mismo con los demás instrumentos. Era darse cuenta de la cantidad de colores que había para usar, y de repente uno sentía una orquesta en las manos. Y la voz iracunda. Era de fuego. Ese mismo fuego que aparece de manera obsesiva en sus visuales, contrapuesto al agua de Nirvana. No sé bien hacia dónde llevan esos caminos, solo los describo, pero, en todo caso, no creo que importe. Porque quizás, Chris Cornel...

El mundo que nos deja el candidato Trump

Escribo esto sin saber el resultado de las elecciones en Estados Unidos.  A estas alturas, eso no es lo importante, porque la política en ese país, y más claro la relación de los americanos con su sistema político, ha cambiado para siempre. Desde las elecciones del 2008, cuando Obama llegó a la Presidencia, con un discurso que daba más para charla de motivación (Yes we can!), percibí un fenómeno, que para nosotros en  Latinoamérica es moneda común.  Estábamos frente a una especie de caudillismo perfumado, eso sí, por la personalidad de Obama.  Un tipo muy carismático, inteligente y articulado.  Político, al fin, derramó unas cuantas promesas, que luego no cumplió, y ni siquiera se acomodaba en la silla del Salón Oval cuando, por causa de la crisis bancaria, tuvo que hacerle la venia al establisment , y dejar su discurso en el vagón de la campaña. Incluso al final de las primarias demócratas (contra la misma Hillary Clinton), se pudo ver cómo los medios y...