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Sol, arena, Brian

God only knows  que no me gusta la playa. Para ser más preciso: no me gustan ni el sol ni la arena.  Culpo de este sacrilegio (por ser guayaquileño) a mi genética. Sobre todo, el asunto del sol. Mi piel no conoce el bronceado, sino que pasa de pálido a rojo camarón. Además, tiene la función que tiene la cola en los perros: no me deja esconder mis emociones.  Ahora, la arena. La arena es otra cosa. Esas diminutas partículas que persisten por meses en la ropa que tenga la desgracia de tener contacto con ella y se cola en los zapatos para fastidiar eternamente. Pero el mar es lo único que me produce atracción de todo ese conjunto. Y tiene la capacidad de hacerme olvidar del sol y la arena y disfrutar las olas.  Brian Wilson es el mar. Su música nos pintó siempre una California playera que nunca existió realmente, pero no en la forma acartonada y decadente que puede hacer Hollywood, sino como una idea idílica de surf, bikinis y little deuce coupés, tanto como los sueños ...
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Por qué “Todo lo que tienes que saber”: mi apuesta por una enciclopedia audiovisual

Creo que la cultura general es la base de una sociedad libre y curiosa. Por eso surge “ Todo lo que tienes que saber ”, una enciclopedia audiovisual para el siglo XXI presentada en formato de podcast educativo y video faceless. Cada episodio de entre tres y siete minutos funciona como una cápsula de conocimiento diario, ideal para tu aprendizaje diario y tus curiosidades esenciales. Ya sea mientras cocinas, conduces o te relajas, estas cápsulas te permitirán dominar 100 temas clave —ordenados alfabéticamente— con un lenguaje conversacional y un ritmo dinámico. Suscríbete y transforma tu rutina en un viaje de descubrimiento. En un mundo donde la información nos alcanza en fragmentos a través de redes sociales, videos cortos y notificaciones constantes, la experiencia de hojear una enciclopedia tradicional ha quedado atrás. Antes bastaba abrir un tomo encuadernado para aprender sobre un imperio, un principio científico o la biografía de un pensador. Hoy necesitamos formatos que se adapte...

Capitalismo, innovación y libertad. El resto es cuento

Desde hace un buen tiempo me he topado con varios comentarios haciendo mención a cualquiera de los conceptos del título de manera sesgada y tratando de separar cosas que, evidentemente, no son lo mismo, pero que creo que en conjunto son conceptos poderosos.  Hay una concepción errada del capitalismo como un afán de acumular bienes sin ningún otro motivo que la acumulación en sí misma. Yo diría que el capitalismo ha demostrado ser en su esencia la generación de riqueza con impacto.  El éxito o fracaso de un individuo en este sistema no debería medirse solo por sus activos, sino por el impacto que genera en la creación de valor y bienestar a través de la creatividad y la competencia. Es necesario también tener claro que la riqueza como tal no es solamente el dinero o activos sino es la capacidad de crear bienes y servicios que mejoran la vida de las personas. Por dar un ejemplo, empresas como Tesla, Amazon o OpenAI no son valiosas solo por sus activos (que sí los tienen), sino p...

Nostalgia, celeste y blanco

Escribo esto pocos minutos después del cambio de mando en la Alcaldía de Guayaquil.  No voy a negar que he tenido que luchar contra mi cinismo para empujarme a escribir estas palabras. He sido testigo de dos cambios de mando en esta institución. Cada uno con sus particularidades, pero debo decir que cuando me tocó vivirlos yo era muy distinto. En el ya lejano y casi mítico año dos mil, me encontraba alegre y despreocupado, sin compartir la incertidumbre de mis compañeros de más edad, propia de estas transiciones. Tenía veintidós años, y el mundo se pintaba distinto.  Nebot entraba a dirigir una Alcaldía que se había tomado ocho años en reconstruir a Guayaquil. Cuando los que vivimos ese proceso, hablamos de reconstrucción, no estamos usando una metáfora.  El Palacio Municipal, en carne viva, era solo una pequeña prueba de lo que se vivía en el resto de la ciudad. Sobre esa debacle, construimos. Nebot nos presentó un plan que describió muy bien hacia dónde de...

¿La corrupción es inherente al humano o al estado?

Si la frase de Yunda , de que la corrupción es inherente al ser humano y que hay que seguir luchando, te indignó, espero que haya sido por las razones correctas. Más allá de la antipatía que se pueda llegar a tener por el personaje, la frase desnuda un sentir muy arraigado en nuestra sociedad. Yo quisiera dejar en claro que si bien la corrupción es un mal terrible, más terrible es que no nos demos cuenta de que estamos intentando “corregir” un sistema que está diseñado para que funcionen las palancas. Para esto, necesitamos romper algunos mitos, o mejor dicho, paradigmas que escucho repetir de tanto en tanto. Con X millones que se robaron se hubiesen pagado X años de tu sueldo En verdad esta frase, vendedora, sirve para encender el coraje del interlocutor. Pero también infunde, desde mi perspectiva una premisa irreal. Tengámoslo claro, los dineros gastados en coimas y sobreprecios, no van a ir a dar a tu bolsillo mágicamente. No funciona así. Lo que te están quitando ...

Diez años de insomnio

"Para dormir, lo único que hace falta es sueño " Manuel Díaz Cervera El último día que durmió bien, se volvió tan lejano, que parecía inexistente.  Cada amanecer lo recibía con espanto.  El sol no lo saludaba, sino que se burlaba de él y de los que esperan sin esperarlo. Y de primera, a vestirse, sin ganas, comer, sin ganas, hablar, sin ganas.  Solo quedaba la obra, el legado, la historia. El sacrificio. Pero el sueño, era el único domador de su ira. Y ahora, el domador, se había ido lejos. Entonces la ira se hacía carne en él, porque el resto sí dormía, con ganas, comía, con ganas y vivían sus vidas, con ganas. Y la ira es mala, pero es testaruda. La ira empuja. De mala gana, pero empuja. Así que luego entraba la vanidad a decir que no duerme por trabajar, que no duerme por ustedes, por nosotros. No lo vio venir. Los piropos a su falta de sueño, eran más grandes que sus preocupaciones.  Era el hombre perfecto, el que no se despegaba de su trabajo, ...

El día que intentamos vivir

La música de Soundgarden me llegó, de golpe, escondida en un casette de rap, y se instaló en mi vida sin preguntar. Era como un animal que quería ser domado. Se dejaron etiquetar, como hicieron tantos en esa época, para llegar más lejos, pero decían tantas cosas, que a uno ya no le interesaba qué tipo de música era, solo quería dejarse hipnotizar. Uno, temerario, usaba el tiempo en conectar la guitarra y tocar (o intentar tocar) al unísono de estos monstruos. Y así, dejarse hacer discípulo, atreverse. Aprender. En ese universo, la guitarra es más que una guitarra, y lo mismo con los demás instrumentos. Era darse cuenta de la cantidad de colores que había para usar, y de repente uno sentía una orquesta en las manos. Y la voz iracunda. Era de fuego. Ese mismo fuego que aparece de manera obsesiva en sus visuales, contrapuesto al agua de Nirvana. No sé bien hacia dónde llevan esos caminos, solo los describo, pero, en todo caso, no creo que importe. Porque quizás, Chris Cornel...